
¡¡Amo profundamente a mi hogar!! Y quizás deba dejarlo…hoy mientras regaba mi jardín, hecho con tanto amor y con mis propias manos, sentí angustia, ya que, en caso de irme, dejaría de apreciarlo y mimarlo. Mi jardín es tan bello, tan verde y algo florido, que al mirarlo, todos los sentidos se revelan y apaciguan a la vez. Cuado mi jazmín, hecho pérgola, florece; los transeúntes, deben, necesariamente, girar su cabeza y levantarla para absorber el cálido aroma que despide. Y, de noche, mientras la luna le cuenta al firmamento los secretos del sol, mi jardín llena todo de paz. Nada luce mejor en él que la lluvia, el sol, la luna y las estrellas.
¡¡Amo profundamente a mi hogar!! Y quizás deba dejarlo…por circunstancias ajenas a él, pero sí por mí.
Adoro mirar cada rincón, cuidarlo, asearlo, decorarlo, cambiando los colores de su piel antigua; refrescando los ojos con los que nosotros decoramos. Invadirlo de perfumes y, que la música, pasee por él, descubriendo lo mismo que yo.
¡¡Amo profundamente a mi hogar!! Y quizás deba dejarlo…nunca podré olvidarlo y mucho menos dejar de amarlo.
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