
Te aprecio amigo, porque estás.
Te quiero amigo porque al abandonar mi alma, mi cuerpo, tu palabra amortiguará mi descenso y, mágicamente, renacerá mi espíritu.
Te aprecio amigo, porque en mi tristeza tu sonrisa me devolverá el sentido y, en un diálogo ameno y desinteresado, el reino de la alegría extenderá mi respiración.
Te quiero amigo, porque en tu voz encuentro que mi soledad está bien acompañada.
Te aprecio amigo, porque al reunirnos veo más que a un ser humano, el aura mágica del compartir como hermanos.
Te quiero amigo, porque El Padre nos cruzó en la avenida de la vida, aún viajando a diferentes destinos.
Te aprecio amigo, porque al compartir un momento contigo, al pensarte se despejan mis dudas y el devenir del tiempo sella mi existencia.
Te quiero amigo, porque estando lejos, renuevas la persistencia de mis ideas. Te aprecio amigo, porque al recordarte sé que me recuerdas y que ese enlace se da aquí y ahora en mi corazón.
Te quiero amigo, por que si todavía somos amigos, es porque la providencia nos reúne, y si no lo hace ya, será por que el destino despiadado nos ha malinterpretado.
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