sábado, 12 de abril de 2008
PARA REFLEXIONAR
La fuerza de tu envidia es el motor que me impulsa para seguir creciendo.
El bosque y su entorno son los amanuenses de lo que ocurre en mí, cuando me encuentro inmerso en ellos.
Necesito un mañana porque el hoy no lo encuentro.
Coincide que una vez que todos terminan de hacer lo que querían, vienen a molestarme, justo en el momento en que yo me propongo hacer lo que quiero.
Basta pensar lo contrario a la mayoría para hacernos sentir extranjero en nuestro país.
No especules con mis virtudes ni con mis defectos…es lo más bajo del ser humano y me revela.
La manipulación, en cualquiera de sus formas, es el arte marcial de los cobardes.
Los sueños cristalizados a través de la financiación y el esfuerzo de terceros , sin sacrificios y austeridad propia , son inválidos, fútiles y efímeros.
Los que endilgan a terceros la responsabilidad de todo lo malo que les pasa…tal vez posean un arma de defensa efectiva…pero son cobardes y víctimas lastimosas.
Un consejo amigo: la organización y el orden, son las base de todo lo bueno, aunque en extremos también llevan a la locura, saber manejarlos es la verdadera ciencia.
La paciencia es una virtud…a veces, en ciertos casos, se transforma en servilismo e idiotez.
En la inmensidad de tu interior esta “EL”, esperándote, con la dulzura y comprensión que necesitas, y en algún momento, tarde o temprano, tendrás que volverte hacia esa incandescencia que brilla desde siempre, allí, dentro tuyo…
Los incautos, desordenados, indolentes e improvisados, son presa fácil de los astutos.
La paciencia es una virtud…a veces, en ciertos casos, se transforma en servilismo e idiotez.
La envidia y la crítica desaforada son el alimento cotidiano de los mediocres.
Las personas que no admiten sus defectos y pretenden demostrar lo que no son, tienen dos posibilidades: vivir hipócritamente ó descubrirse vergonzosamente, sin quererlo.
Las personas sinceras, austeras, diligentes y ordenadas son etiquetadas por la sociedad como: adustas, miserables, serviles y estructuradas.
Las personas deberían entender que muchas veces los temperamentos no son innatos, en muchos casos, son el resultado de los acontecimientos y vivencias que modifican e imprimen a los mismos.
He sentido y me he escuchado decir: “me siento solo”, “estoy muy solo”, “la soledad me mata”; estando con gente, me siento solo acompañado…
Cuando, en realidad, deberíamos decir y sentir: no dejarnos solos a nosotros mismos.
La alegría que brinda el dar y el darse , no puede ser opacada en lo más mínimo por el infortunio de la ingratitud.
No pretendo que alaben con aplausos mis logros e ideas, sólo me basta con que los respeten.
Lo primero que delata a una persona cómoda y desprovista de abnegación, es cuando propone una tarea, y en lugar de decir “tengo que hacer” dice “hay que hacer”.
El bosque y su entorno son los amanuenses de lo que ocurre en mí, cuando me encuentro inmerso en ellos.
Necesito un mañana porque el hoy no lo encuentro.
Coincide que una vez que todos terminan de hacer lo que querían, vienen a molestarme, justo en el momento en que yo me propongo hacer lo que quiero.
Basta pensar lo contrario a la mayoría para hacernos sentir extranjero en nuestro país.
No especules con mis virtudes ni con mis defectos…es lo más bajo del ser humano y me revela.
La manipulación, en cualquiera de sus formas, es el arte marcial de los cobardes.
Los sueños cristalizados a través de la financiación y el esfuerzo de terceros , sin sacrificios y austeridad propia , son inválidos, fútiles y efímeros.
Los que endilgan a terceros la responsabilidad de todo lo malo que les pasa…tal vez posean un arma de defensa efectiva…pero son cobardes y víctimas lastimosas.
Un consejo amigo: la organización y el orden, son las base de todo lo bueno, aunque en extremos también llevan a la locura, saber manejarlos es la verdadera ciencia.
La paciencia es una virtud…a veces, en ciertos casos, se transforma en servilismo e idiotez.
En la inmensidad de tu interior esta “EL”, esperándote, con la dulzura y comprensión que necesitas, y en algún momento, tarde o temprano, tendrás que volverte hacia esa incandescencia que brilla desde siempre, allí, dentro tuyo…
Los incautos, desordenados, indolentes e improvisados, son presa fácil de los astutos.
La paciencia es una virtud…a veces, en ciertos casos, se transforma en servilismo e idiotez.
La envidia y la crítica desaforada son el alimento cotidiano de los mediocres.
Las personas que no admiten sus defectos y pretenden demostrar lo que no son, tienen dos posibilidades: vivir hipócritamente ó descubrirse vergonzosamente, sin quererlo.
Las personas sinceras, austeras, diligentes y ordenadas son etiquetadas por la sociedad como: adustas, miserables, serviles y estructuradas.
Las personas deberían entender que muchas veces los temperamentos no son innatos, en muchos casos, son el resultado de los acontecimientos y vivencias que modifican e imprimen a los mismos.
He sentido y me he escuchado decir: “me siento solo”, “estoy muy solo”, “la soledad me mata”; estando con gente, me siento solo acompañado…
Cuando, en realidad, deberíamos decir y sentir: no dejarnos solos a nosotros mismos.
La alegría que brinda el dar y el darse , no puede ser opacada en lo más mínimo por el infortunio de la ingratitud.
No pretendo que alaben con aplausos mis logros e ideas, sólo me basta con que los respeten.
Lo primero que delata a una persona cómoda y desprovista de abnegación, es cuando propone una tarea, y en lugar de decir “tengo que hacer” dice “hay que hacer”.
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