Si tú estás conmigo, ni una planta de mi jardín fenecerá.
Si tú estás conmigo, nadie osará
robarme mi paz.
Si tú estás conmigo, mi espíritu
perpetuo con vos madurará.
Si tú, “Padre”, estás conmigo,
mi sed se calmará.
¡¡Pero siempre estás conmigo!! Entonces lo dicho, nunca ocurrirá.
Gracias Padre. Gracias a tu hijo Jesús
y a su Santa Madre, por que la incandescencia de tu gloria,
conmigo siempre vivirá; y cuando mi cuerpo sólo sea yermo, en ti reviviré y el gozo será eterno y allí descansaré
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